martes, 25 de enero de 2011

Diario de Aya - Parte VI [2/2] : "QUIZÁ NO DURE MUCHO MÁS"

Reunión de alumnos

Cinco profesores del internado y diecisiete alumnos con sus padres nos hemosreunido en un restaurante llamado Inaka. Me ha hecho feliz que todos se encontraran bien. Antes de que nos sirvieran los platos nos hemos reunido en la terraza para charlar al sol. Yo era la única que estaba sentada.
Suzuki-sensei se ha acercado y se ha sentado con las piernas cruzadas.
Nuestros ojos estaban a la misma altura. Me ha regalado un pañuelo diciendo que era un recuerdo de Singapur. Como siempre sus ojos eran tan amables como los de un elefante. Yo-chan me ha regalado un libro que compró con el sueldo de su trabajo – “Cherry-chan to Einstein boya” (Cherry y el joven Einstein) de Teruko Ohashi. Hemos comido hasta hartarnos y nos hemos reído felizmente.

“Hacía mucho tiempo que no comíamos un menú completo japonés con todos, ¿verdad?”, ha dicho mi madre. “Podemos disfrutar de muchas cosas si seguimos vivos, ¿verdad?”. “Sí, podemos”, le he contestado.
Si una persona dice solo una o dos palabras al día, ¿se puede decir que forman parte de la sociedad? Yo me estoy convirtiendo en ese tipo de persona. Si alguien no puede hacer algo por sí mismo y necesita a una persona que le cuide para poder sobrevivir, ¿se puede decir que tiene una vida social? Yo soy esa persona.
Quiero ser útil para los demás -> Al menos intentaré hacer mis cosas para no molestar a los demás -> No puedo vivir si no hay alguien que cuide de mí -> Me convertiré en una carga mayor para los demás… ¡Es la historia de mi vida! ¡Está nevando! Hasta con el radiador eléctrico al máximo (las estufas me irritan la garganta así que en mi habitación tengo uno eléctrico) y con el kotatsu estoy helada hasta los huesos. Empecé a leer “Hashi no nai kawa” (El río sin puente) de Sue Sumii en Año Nuevo. Ya he terminado los cinco tomos extendidos. La lectura me absorbe fácilmente. Es una mala costumbre. Incluso me salto la
rehabilitación para leer.
El aire era frío cuando he salido al pasillo. He sentido un escalofrío. Me he puesto una chaqueta para no coger un resfriado. Pero he sentido el peligro porque mi cuerpo se ha puesto muy tenso. He decidido comer en mi habitación mientras haga frío. Me siento sola cuando alguien me trae la comida y luego se marcha, pero a veces mis hermanos vienen y comen conmigo.
Para ser sincera, no me gusta comer y dormir en el mismo lugar.

Un accidente de tráfico

Vale, vale… Ako ha resultado herida y está en el hospital. De camino a casa en su bicicleta la ha golpeado un coche que no se ha detenido donde debería. La han llevado al hospital en ambulancia. ¿Estará bien? No sé qué hacer. Solo puedo rezar por ella…
Mi madre ha vuelto del hospital. Ako se ha roto dos huesos de su pierna derecha. Tendrá que operarse una vez que baje la inflamación. Mi madre ha dicho que Ako lloraba mientras soportaba el dolor y que no paraba de decir:
“Mamá, siento mucho esto”.
“Es bueno que no se haya hecho daño en la cabeza. Es un alivio”, ha dicho mi madre en voz baja. Parecía más pequeña de lo habitual. “Por favor, llévame a verla”, le he dicho. “Te llevaré cuando termine la operación y empiece a sonreír”, ha contestado mi madre. “Si empiezas a llorar, puede que le duela aun más. Tendrás que esperar un tiempo”.
Me apetece volar hasta Ako y decile: “Ako-chan, ¡aguanta!”
Mi hermano se ha pasado por el hospital cuando volvía del instituto, pero no me ha dicho como estaba. ¿Tan mal está? Quiero comer judías dulces, pero tendré paciencia hasta que Ako mejore. ¡Ánimo, Ako-chan!
¿Mi madre está bien? Creo que no duerme mucho. “Mamá, estoy preocupada por Ako pero no puedo hacer nada”, le he dicho. “Por favor, no te caigas ni te hagas daño”, ha contestado. Es lo mejor que puedes hacer para ayudar.
Me ha parecido un modo bastante pasivo de ayudar pero he asentido. Después le he dicho: “Sí, lo entiendo. Sé que no podré ver a Ako hasta que deje de llorar. Pero me esforzaré por no llorar, así que por favor llévame a verla”.
Rika ha dicho de repente: “¡Ah! Me quiero morir”. Me pongo seria solo con oír la palabra “morir”. Incluso cuando la amenazo diciendo: “Te va a doler”, ella dice: “No pasa nada”. Cuando le digo: “No podrás ir a ningún picnic”, al final dice: “No me gusta cómo suena eso así que no me moriré”.
Obviamente no lo decía en serio, por supuesto, pero yo sí estaba tratando de detenerla en serio.
Sopla una brisa que anuncia la llegada de la primavera. Incluso la hierba está creciendo rápido. No puedo estirar mi tendón de Aquiles muy bien y me resulta difícil sentarme – quizá porque no he hecho mucho ejercicio en los días fríos. También he desarrollado una fobia a ir al baño. A menudo se me ponen los hombros tensos y me siento incómoda porque no sudo aunque haga calor.
Los movimientos de mi lengua son cada vez más pobres y ni siquiera puedo lamer un helado. Supongo que por eso tengo dificultades para hablar.
El hermano de Yamaguchi-san se ha comprado un coche nuevo. Me ha invitado a dar una vuelta. ¡Ha sido algo inesperado! Ha sido un bonito día primaveral. Los dientes de león y los tréboles estaban hermosos. Quería hacer una corona de flores pero no he podido. Me daba vergüenza pedírselo a un hombre, así que no lo he hecho. He encontrado un trébol que estaba pegado a una cuneta. Preocupada porque pudiera caerse, lo he mirado atentamente. Estaba bien porque tenía una gran raíz. He sentido que sería fuerte mientras tuviera ese apoyo.
Nos hemos pasado por casa de Yamaguchi-san a la vuelta. Ha tocado su guitarra eléctrica. Era un sonido muy poderoso. Ha dicho que está muy implicado con la guitarra. Quiere tener más equipo pero, ha dicho, “primero llega el dinero y luego todo lo demás”.
En mi caso, “un sonido del cuerpo llega primero y luego todo lo demás”.
Eso es más difícil que el dinero.

Mamá, ya no puedo caminar

Un bebé puede sentarme cuando tiene unos ocho meses, gatea cuando tiene diez y camina cuando tiene más de un año. Yo caminaba, después gateé y ahora estoy sentada la mayor parte del tiempo. Me estoy deteriorando. Y algún día, supongo, acabaré postrada en la cama…
¿Se trata solo de que soy paciente? Hace un año, podía estar de pie, podía hablar y podía reír. Ahora no puedo caminar, por mucho que lo intente y por mucho que apriete los dientes y frunza el ceño.
“Mamá, ya no puedo caminar”, he escrito en un trozo de papel, aguantando las lágrimas. “Ni siquiera puedo mantenerme de pie sujetándome a algo”. He abierto la puerta ligeramente y se lo he dado. He cerrado rápido la puerta porque no quería que me viera la cara y sabía que sería doloroso ver la cara de mi madre.
He gateado tres metros hasta el baño. El pasillo estaba frío. Las plantas de mis pies están suaves como las palmas normales de las manos. Pero mis palmas y mis rodillas están duras como las plantas de unos pies normales. Gatear no está bien, pero no lo puedo evitar. Es el único modo que tengo de moverme…
He sentido que había alguien detrás de mí. Me he detenido y he mirado hacia atrás… Era mi madre gateando detrás de mí, sin decir nada… Sus lágrimas caían al suelo… Todas mis emociones reprimidas han explotado y he empezado a llorar.
Mi madre me ha abrazado fuerte y me ha dejado llorar todo lo que he querido.
Sus rodillas estaban húmedas de mis lágrimas y mi pelo húmedo de las suyas.
“Aya, estamos tristes pero tenemos que seguir, ¿de acuerdo? Yo estoy contigo.
Ahora, volvamos a tu habitación antes de que cojas frío. Puedo llevarte a mis espaldas. Si hay un terremoto o un incendio, te ayudaré a ti primero. No te preocupes y duerme bien. Ahora no hay por qué pensar en cosas innecesarias”.
Después me ha traído a mi habitación en sus brazos.
Me he convertido en una persona que no puede hacer nada excepto llorar y gimotear. El inicio de un complejo de inferioridad está creciendo dentro de mí.
Creo que es consecuencia de ser discapacitada. Pero sigo viva. Sigo respirando para poder vivir – porque no puedo morir y no tengo solución. Es una forma terrible de decirlo. Cuando lloro, me salen arrugas en las cejas y mi cara se vuelve fea. Para mejorar mi cara cuando me miro al espejo, intento reírme aunque no haya nada divertido.
“Vivamos. Quiero aspirar el cielo azul con todo mi poder; Una brisa refrescante acariciará mis mejillas.
Nubes aisladas se reflejaban en tus ojos cristalinos.
He estado soñando con este maravilloso momento…
Quiero saltar hacia el cielo azul con todo mi poder; Una capa de plumas azules de cobalto me envolverá dulcemente.
Sin pensar que soy fea, creyendo con seriedad que puedo ser útil en alguna parte.
¿Dónde crees que debería ir?
Siempre llorando sola, mi diario es mi amigo;
No recibo respuestas, pero mi espíritu se eleva cuando escribo.
Pido una mano que me ayude, pero no puedo alcanzarla ni tocarla; mi voz solo es un eco, aullando en la oscuridad.
La evolución del mono al hombre costó una increíble cantidad de tiempo.
Pero el deterioro es tan rápido…”
No me gusta estar sola en casa durante el día. Temiendo que quizá no pueda volver a hablar, leo en voz alta y hago ejercicios vocales. Hoy he hecho respiraciones y he estirado los músculos del cuello diez veces.
Mi madre dice que no debería hacer demasiado aunque esté sola. Cree que es peligroso. Siempre está preocupada hasta que llega a casa y me ve. Aunque sus palabras hacen que mi vida sea aun más pasiva, tiene razón porque me caigo – mis labios se hinchan y me rompo los dientes.
Preocupados porque esté sola, Jun-chan y su madre a veces vienen a verme.
Nuestra vecina también se acerca a ver qué pasa. Pero no me siento satisfecha.
Es muy duro vivir cada día sin un propósito. Solo puedo pensar en cosas raras y finales, pero no puedo hacer nada. ¿Cuánto tiempo durará esta vida? Mamá, estoy sufriendo. Por favor, ayúdame…
Ahora que es peligroso que me bañe sola, o mi madre o Ako vienen conmigo con pantalones cortos. Ako me lava el pelo y la espalda. Ya no puedo levantar el brazo derecho. Parece que las articulaciones de mis hombros se han entumecido.
Mensaje para la Doctora Yamamoto
Me dijo “preocúpate por lo que queda en vez de por lo que has perdido”.
Algún día la luz brillará y habrá brotes verdes…
Ten esperanza, mira hacia el futuro, sigue adelante y no te rindas…
¡Esas son las contraseñas!
“Nada volverá por mucho que te lamentes”, me dijo la doctora en la que confiaba. “Piensa en lo que queda y no en lo que has perdido”.
Intentaré seguir adelante.
Juro que no volveré a deprimirme…
Ha empezado a llover.
Envidio la naturaleza cambiante del tiempo…
Pero la gente no puede ser tan cambiante, ¿verdad?
- Contentarse con algo es irresponsable.
- Mi mente está descuidada.
- Mi escritura es temblorosa.
No tienes nada bueno, ¡idiota!
¿Qué diríais que queda para mí?
He soñado que mi familia se iba de viaje a un sitio al que no se podía ir con silla de ruedas. “Pasadlo bien”, decía yo con una sonrisa. “Os estaré esperando en casa”. Creo que cosas así empezarán a ocurrir con más frecuencia. Quiero estar preparada para cuando se hagan realidad.

Límites

La gente siempre dice que el inicio de la temporada de lluvias es mal momento para la gente enferma. En mi caso, cada vez estoy peor, como si me estuviera cayendo por las escaleras.
- Tengo diarrea y siento el cuerpo embotado. ¿Deshidratada?
- Mis caderas están inestables.
- Me caigo y me sangran los labios.
- Me resulta difícil leer y ver los objetos. Veo todo desenfocado.
Me han llamado para que vaya al festival del internado pero no tengo energía para ir. Mi enfermedad ha ido demasiado lejos. Los días en los que no escribo nada han aumentado. No puedo usar bien el lápiz… Quiero pensar que es porque no he escrito mucho últimamente. Quizá no dure mucho más…

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