Síntoma
Creo que últimamente he perdido peso. ¿Es porque me salto las comidas porque la cantidad de deberes que tengo que hacer y por el proyecto de ciencias? No puedo concentrarme así que me preocupo. Me culpo a mí misma pero parece que no progreso. Mi energía continúa desapareciendo. Quiero ganar un poco más de peso. A partir de mañana, necesito actuar de acuerdo con el plan que escribí. Hoy ha estado lloviznando, y tengo que ir andando al colegio con una mochila que pesa mucho, y además un paraguas, ¡es un rollo! Mientras tenía esos pensamientos negativos, mis rodillas se han doblado y me he caído en una calle estrecha que hay a cien metros de mi casa. Me he hecho mucho daño en la barbilla. Cuando, con cuidado, he acercado mi mano a la barbilla, he sentido cómo la sangre pegajosa ha cubierto mis manos. He recogido lo que se ha caído de la mochila y el paraguas y he vuelto a casa. Mi madre ha salido diciendo, “¿Te has olvidado de algo? Si no te das prisa, vas a llegar tarde”. “¿Qué te ha pasado?”. No he podido decir nada y solo he podido llorar. Rápidamente mi madre ha cogido una toalla y me ha limpiado la cara, que estaba cubierta de sangre. He sentido cómo la arena se introducía en la herida. Me ha dicho, “Tenemos que ir al médico”, y rápidamente me ha ayudado a ponerme ropa limpia, me ha puesto una tirita en la herida y nos
hemos montado en el coche. Me han dado dos puntos sin anestesia. He apretado los dientes y soportado el dolor porque todo ha sido culpa mía por ser tan torpe. Pero, aparte de eso, ¡siento que hayas tenido que pedir un día libre en el trabajo, mamá! Mientras miraba mi barbilla dolorida en el espejo he pensado que quizá mis manos no me han respondido cuando me he caído porque he estado muy lenta. Pero me alegro que la cicatriz esté debajo de la barbilla. Mi futuro sería muy oscuro si estuviera en un sitio donde todo el
mundo pudiera verla. Mis notas en Educación Física*.